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Alexis de Tocqueville: Xavier Zavala Cuadra Páginas tomadas del libro |
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Alexis Charles Henri Clerel de Tocqueville (1805-1859), nació en París cuando Napoleón estaba en la cima de su poder: el año de su nacimiento fue también el año de Austerlitz, en que Napoleón aplastó a los ejércitos de Austria y Rusia, pero también el de Trafalgar, en que Nelson destruyó la flota francesa y española.
Sus habilidades excepcionales se manifestaron pronto en el desempeño de actividades judiciales. Presintiendo que Francia se movía gradualmente hacia la democracia, él y su amigo Beaumont, concibieron la idea de visitar los Estados Unidos para estudiar sus instituciones democráticas.
Nueve meses duró su visita, de mayo de 1831 a febrero de 1832. Tocqueville escribió la primera parte de su obra De la démocratie en Amerique entre 1832 y 34, publicada con enorme éxito en 1835. La segunda parte la escribió durante los años 1835-1840. Años después escribiría su otra gran obra El viejo régimen y la revolución. Por ambos escritos se le considera precursor insigne de la sociología y de la ciencia política contemporánea.
La pregunta fundamental que Alexis de Tocqueville hace en su libro La Democracia en América es:
¿Por qué los Estados Unidos no cayeron en un gobierno con poderes absolutos?
Tres son sus respuestas:
1. Por la importancia que dieron a su sistema municipal.
"La sociedad municipal existe... en todos los pueblos, cualesquiera que sean sus costumbres y leyes. Es el hombre quien hace los reinos y crea las repúblicas; el municipio parece salir directamente de las manos de Dios. ...aunque la libertad municipal es cosa rara y frágil... es también la más expuesta a las invasiones del poder."
"...es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres. Las instituciones municipales son a la libertad lo que las escuelas primarias a la ciencia; ellas son las que la ponen al alcance del pueblo; le hacen gustar de su uso pacífico y lo habitúan a servirse de ella."
Los municipios no reciben sus poderes del estado. Al contrario, son los municipios los que se despojan de parte de su independencia en favor del estado.
"Por lo general, los municipios sólo están sometidos al estado cuando se trata de un interés que yo llamaría social, es decir, un interés que comparten con otros... en todo aquello que sólo a ellos concierne, los municipios siguen siendo cuerpos sociales independientes; y, entre los habitantes de Nueva Inglaterra, no se encuentra ninguno... que reconozca al gobierno del estado el derecho a intervenir en la dirección de los intereses puramente municipales."
"Cierto que el municipio actúa dentro de un círculo del que no puede salir, pero, en el interior, sus movimientos son libres. Esta independencia sería suficiente por sí sola para darle verdadera importancia... De este modo, la vida municipal se deja sentir, digamos, en todo momento; cada día se manifiesta a través del cumplimiento de un deber o del ejercicio de un derecho. Esta existencia política imprime a la sociedad un movimiento continuo, pero apacible a un tiempo, que la agita sin turbarla."
2. Por los efectos políticos de su descentralización administrativa.
"Centralización" es una palabra que se repite sin cesar en nuestros días y cuyo sentido nadie trata de precisar. Existen sin embargo dos especies muy distintas de "centralización" que importa conocer: la centralización gubernamental y la centralización administrativa".
"Ciertos intereses son comunes a todas las partes de la nación, tales como la formación de las leyes generales y las relaciones del pueblo con los extranjeros..." (asuntos de "gobierno", en los que puede darse la centralización gubernamental). "Otros intereses incumben solamente a ciertas partes de la nación, como por ejemplo las empresas municipales..." (asuntos de "administración" en los que puede darse la centralización administrativa).
"Por mi parte, soy incapaz de concebir que una nación pueda sobrevivir y prosperar sin una fuerte centralización gubernamental. Pero creo que la centralización administrativa sólo sirve para enervar a los pueblos a ella sometidos, puesto que tiende incesantemente a disminuir su espíritu de ciudadanía. Cierto que la centralización administrativa puede llegar a reunir, en una época dada y en un lugar determinado, todas las fuerzas disponibles de la nación; pero perjudica a la reproducción de las fuerzas. Da el triunfo a la nación el día del combate, pero, a la larga, disminuye su potencia.
" Lo que más admiro en América, no son los efectos administrativos de la descentralización, sino los efectos políticos: En los Estados Unidos la patria se deja sentir en todas partes; es objeto de solicitud en la aldea como en la Unión entera; el habitante se apega a cada uno de los intereses de su país como a los suyos propios; se glorifica con la gloria de la nación; en los triunfos de ésta cree reconocer su obra personal... A menudo el europeo no suele ver en el funcionamiento público más que "la fuerza;" el americano ve "el derecho". Puede decirse, pues, que en América el hombre no obedece nunca al hombre, sino a la justicia o a la ley."
3. Por las costumbres del pueblo.
"He dicho que había que atribuir el mantenimiento de las instituciones democráticas de los Estados Unidos
La mayoría de los europeos no conocen más que la primera... y le dan una importancia que no tiene."
Comencemos con las circunstancias
Una circunstancia sería la igualdad social. "Cierto que los americanos han aportado al Nuevo Mundo la igualdad de condiciones. Nunca hubo entre ellos ni plebeyos ni nobles... Pero este hecho no es privativo de los Estados Unidos; casi todas las colonias de América fueron fundadas por hombres iguales entre sí o que vinieron a serlo al habitarlas. No hay una sola parte del Nuevo Mundo donde los europeos hayan podido crear una aristocracia. Sin embargo, las instituciones democráticas no prosperan sino en los Estados Unidos."
Otra circunstancia sería el aislamiento geográfico. "La Unión americana no tiene enemigos a quienes combatir. Está sola entre desiertos, como una isla en medio del océano. Pero la naturaleza había aislado de la misma manera a los españoles de América del Sur, y este aislamiento no les impidió sostener ejércitos, luchando entre sí cuando no tenían extranjeros con quienes hacerlo. Sólo la democracia angloamericana, hasta el presente, ha podido mantenerse en paz."
Una tercera circunstancia pudiera ser la riqueza geográfica del lugar. "El territorio de la Unión presenta un campo sin límites a la actividad humana; ofrece un alimento inagotable a la industria y al trabajo. El amor a las riquezas sustituye allí a la ambición, y el bienestar apaga el ardor de los partidos. Pero ¿en qué parte del mundo se encuentran desiertos más fértiles, mayores ríos, riquezas más intactas e inagotables que en América del Sur? Sin embargo, América del Sur no puede soportar la democracia."
Conclusión. "Las causas físicas no influyen en el destino de las naciones tanto como se supone. He conocido hombres de Nueva Inglaterra dispuestos a abandonar una patria donde habrían podido encontrar bienestar, para ir a buscar fortuna al desierto. Cerca de allí, he visto a la población francesa del Canadá apretujarse en un espacio reducido, siendo así que el mismo desierto estaba próximo; y mientras el emigrante de los Estados Unidos adquiría un gran dominio a costa de algunas jornadas de trabajo, el canadiense pagaba la tierra tan cara como si siguiera habitando en Francia."
" ...la naturaleza, al entregar a los europeos las soledades del Nuevo Mundo, les ofrece bienes de los que no siempre saben servirse..."
Sigamos con las leyes.
Tocqueville reconoce que las leyes de los Estados Unidos son buenas porque se adaptan bien la modo de ser de los habitantes del lugar. Sin embargo, aclara: "lejos de mí pretender que haya una bondad absoluta en las leyes americanas; no creo que sean aplicables a todos los pueblos democráticos; en los mismos Estados Unidos, algunas me parecen peligrosas."
Aunque el éxito del gobierno democrático en América se debe en buena parte a sus leyes, "no creo que sean la causa principal". "Méjico, que goza de una situación tan privilegiada como la de la Unión angloamericana, se ha apropiado esas mismas leyes y no puede habituarse al gobierno de la democracia...". "Casi todos los hombres que habitan el territorio de la Unión han salido de la misma sangre, hablan la misma lengua, ruegan a Dios de la misma manera, están sometidos a las mismas causas materiales y obedecen a las mismas leyes. ¿De dónde nacen, pues, las diferencias que se observan entre ellos? ¿Por qué al este de la Unión, el gobierno republicano es fuerte y regular, y procede con madurez y lentitud? ... ¿Y por qué en el Oeste los poderes de la sociedad parecen marchar al azar?"
Pensemos, por fin, en las costumbres.
"Y ahora ya no comparo a los angloamericanos con pueblos extranjeros; ahora pongo a los mismos angloamericanos unos frente a otros y trato de averiguar por qué no se parecen. Aquí, todos los argumentos relativos a la naturaleza del país y a la diferencia de leyes, son inservibles. Hay que recurrir a alguna otra causa; y esta causa ¿dónde descubrirla si no en las costumbres ?"
"En el Este es donde los angloamericanos han hecho más largo uso del gobierno de la democracia, donde formaron los hábitos y concibieron las ideas más favorables a su mantenimiento. La democracia ha ido penetrando poco a poco en los usos, en las opiniones, en las formas; se la encuentra tanto en los detalles de la vida social como en las leyes. Es en el Este donde la instrucción literaria y la educación práctica del pueblo ha sido más perfeccionada y donde la religión se ha entrelazado mejor con la libertad. ¿Qué son todos esos hábitos, esas opiniones, esos usos, esas creencias, sino lo que he llamado costumbres?"
"En el Oeste, por el contrario, falta aún buena parte de esas mismas ventajas. Muchos americanos de los Estados Unidos del Oeste han nacido en los bosques y mezclan a la civilización de sus padres las ideas y costumbres de la vida salvaje. Entre ellos, las pasiones son más violentas, la moral religiosa menos potente, las ideas menos firmes. Allí los hombres no ejercen ningún control unos sobre otros ya que apenas se conocen. Las naciones del Oeste revelan, pues, hasta cierto punto, la inexperiencia y los hábitos desordenados de los pueblos nacientes..."
"Son, pues, las costumbres , particularmente, las que hacen a los americanos de los Estados Unidos los únicos capaces de soportar el imperio de la democracia; y también son ellas las que hacen que las diversas democracias angloamericanas sean más o menos ordenadas y prósperas... Se exagera en Europa la influencia que ejerce la posición geográfica del país en la duración de las instituciones democráticas. Se atribuye demasiada importancia a las leyes y muy poca a las costumbres. Estas tres grandes causas ayudan indudablemente a ordenar y a dirigir la democracia americana; pero, si hubiera que clasificarlas, yo diría que las causas físicas contribuyen menos que las leyes, y las leyes menos que las costumbres."
"Estoy convencido de que la situación más afortunada y las mejores leyes, no pueden sostener una constitución en contra de las costumbres; en cambio, éstas son capaces de sacar partido incluso de las posiciones más desfavorables y de las peores leyes..."
Concluye Tocqueville: "Si en el curso de esta obra no he logrado hacer comprender al lector la importancia que atribuyo a la experiencia práctica de los americanos, a sus hábitos, a sus opiniones, en una palabra a sus costumbres, en el mantenimiento de sus leyes, he fracasado en el objetivo principal que me propuse al escribirla."
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